El homenaje a las víctimas de los accidentes en la mina recuerda a generaciones de mazarroneros

Este sábado se cumplieron 126 años de la tragedia del Pozo María Elena en la que perdieron la vida 28 trabajadores

Mazarrón celebró este domingo el acto institucional de homenaje a las víctimas de los accidentes mineros. Música, palabras y una corona de laurel para recordar quienes perdieron o lastraron su vida durante su labor minera en el pasado reciente del municipio. La alcaldesa de Mazarrón, Alicia Jiménez, destacó la importancia de un acto que guarda respeto a generaciones de mazarroneros. La iniciativa que nació en 2016 de un grupo de familiares de víctimas fue llevada a Pleno por el equipo de gobierno municipal e incorporada al conjunto de actos institucionales.

Junto a la rotonda de acceso a la Avenida de las Moreras, donde se halla el monumento al minero, asistieron miembros de la corporación municipal, representantes de las familias de los fallecidos y vecinos del municipio. El acto comenzó con la interpretación de la pieza 'La Conquista de 1492' de Vangelis / Arr.: Willy Hauvast. a cargo de la Banda Juvenil de la Asociación Musical Maestro Eugenio Calderón. Tras la intervención de la alcaldesa, se dirigieron a los presentes el cura párroco de las iglesias de San Andrés y San Antonio de Mazarrón, Antonio José Martínez, así como Francisco Navarro, como portavoz de las familias.

Finalizadas las intervenciones se depositó una corona de laurel en la fuente de la rotonda al tiempo que la banda de música interpretó la pieza 'Pompa y Circunstancia' de E. Elgar. Finalmente y tras dar por cerrado el acto, se interpretó la pieza 'La vida es bella' de Nicola Piovani / Arr.: Claudio Mandonico.

28 fallecidos en el accidente del Pozo María Elena

La causa de que el mes de febrero sea la fecha elegida para reivindicar este homenaje hay que buscarla en la que fue la mayor tragedia acaecida en las minas de Mazarrón.

El 16 de febrero de 1893 perdieron la vida 28 mineros en un accidente registrado en el pozo María Elena de la mina Impensada. Fue el más trágico de muchos siniestros ocurridos en los cerros mineros durante el desarrollo de la actividad desarrollada principalmente desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. El accidente del pozo María Elena ocupó páginas de periódicos de tirada nacional e incluso internacional, ya que entre los fallecidos se hallaban ingenieros y responsables mineros de nacionalidad europea, contratados por la compañía que explotaba las minas de Mazarrón.

Las numerosas pérdidas de aquella fecha consternaron a un pueblo que vivía con la amenaza constante de registrar un nuevo accidente. Los siniestros siguieron produciéndose castigando a aquellas familias que tenían como sustento el trabajo en la mina producido, según recogen los cronistas, en situaciones de precariedad laboral. A las muertes en accidentes se les sumó más tarde los fallecimientos por enfermedades derivadas como la silicosis, dolencia pulmonar que afectó a muchos mineros.

Más de un siglo después y 50 años tras el cese de la actividad, vecinos y familiares de quienes perdieron la vida o enfermaron por el trabajo en la mina solicitaron al Ayuntamiento realizar un homenaje que sirviera para recordar a aquellas víctimas.

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