Francisco Blaya entrega el premio a la actividad empresarial a Pedro Guillermo

El ‘Restaurante Guillermo’ de Mazarrón ha recibido el Premio a la Actividad Empresarial de la Cámara de Comercio de Cartagena por su larga tradición en la cocina

Este viernes el Alcalde de Mazarrón, Francisco Blaya, ha acudido al acto de entrega de premios 2008 de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Cartagena, celebrado en el Salón de Celebraciones ‘El Hidalgo’ de La Manga.

En este acto, en el que se ha reconocido la actividad empresarial de los municipios de la comarca de Cartagena, Francisco Blaya ha sido el encargado de entregar el premio a la actividad empresarial de Mazarrón, que este año ha recaído en el empresario, Pedro Guillermo por su brillante labor como gerente del establecimiento gastronómico ‘Hotel Restaurante Guillermo’.

Este año la Cámara de Comercio de Cartagena ha destinado uno de los galardones a un restaurante que lleva en marcha cerca de setenta años, cuyos platos son fieles a la tradición gastronómica y están regados por los mejores vinos de la Región de Murcia.

El abuelo de Pedro Guillermo, Francisco Guillermo Marín, fundó en el año 1940 una posada en la que comenzó la tradición familiar en el servicio al descanso de todos los clientes y amigos que comenzaron a confiar en este establecimiento.

En el año 1970, fruto del esfuerzo y el compromiso de alcanzar las mejoras necesarias para ser cada día mejor, el padre de Pedro Guillermo, Andrés Guillermo Campillo, consigue transformarlo en Hostal.

Una vez que Pedro Guillermo tomó el relevo impulsó el crecimiento personal y profesional que le llevó a convertir su local en el año 1992 en un Hotel. Este nuevo paso ha consolidado la labor hotelera de este local mazarronero que es una mezcla perfecta entre calidad y trato familiar.

Hoy día, el ‘Hotel Guillermo’, compuesto por 16 habitaciones equipadas con todo lo necesario para su confort, tiene dos estrellas. Asimismo, el Hotel está complementado por el restaurante con amplia experiencia en cenas de empresas y reuniones, con una cocina tradicional que ayuda enormemente a que la estancia sea lo más grata posible, y a la que une, con la organización de diversos actos, un espacio cultural y social que dinamiza la vida de los mazarroneros.

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